En relación a la decisión ¿Llevar una dieta sana evitando los transgénicos? esta es una opinión de Francisco Xavier Soberón Mainero
-
Francisco Xavier Soberón Mainero
- Investigador Titular del Instituto de Biotecnología/UNAM
Esta es mi opinión de experto
Hay varias consideraciones críticas sobre los transgénicos. La más débil es, sin duda, que representan un riesgo para la salud. No existe ninguna evidencia seria que indique que tal riesgo exista y sí, en cambio, que la tecnología transgénica es promisoria para conseguir exactamente lo contrario.
Un fundamento para el temor
Se supone que introducir genes extraños para una especie puede causar modificaciones que resulten en toxicidad inesperada. La tecnología transgénica es poderosa y cruza barreras que nos parecen infranqueables: la transferencia de material genético entre especies muy diferentes. Por otra parte, se asume que no es posible predecir y controlar el resultado de introducir un gen extraño en un cultivo particular.
Enfoque clave: comparar contra los alimentos convencionales
Aunque los temores mencionados pueden parecer razonables, no lo son cuando se compara con los alimentos tradicionales. Los productos que hoy consumimos son el resultado de numerosas manipulaciones a las plantas o animales que naturalmente existían. Y, en muchos casos, se usaron tecnologías modernas tan o más perturbadoras que la introducción de un solo gene, como se hace en los transgénicos. Por ejemplo la cruza selectiva y también la mutagénesis (usar radiaciones o sustancias químicas para inducir cambios genéticos) y selección de las mutantes interesantes. Es decir, todos los alimentos modernos pudieran ser objeto de temores estrictamente análogos a los que se enuncian para los transgénicos. Por ello, los alimentos con ingredientes de cultivos transgénicos se pueden considerar, en principio, tan o más seguros que los convencionales.
De hecho, la inocuidad de los alimentos derivados de transgénicos es mucho más abundante y rigurosamente evaluada que la de los tradicionales (por razones de presión social, más que por una justificación científica).
Los transgénicos y los alimentos “saludables”
Cuando nuestras sociedades buscan alimentos más saludables tendemos a pensar en productos libres de pesticidas y otros productos químicos como colorantes y conservadores. Valoramos la presencia de componentes poco refinados (granos enteros, carbohidratos complejos, etc.). Están también en boga productos con propiedades probióticas: con componentes promovedores de la salud (antioxidantes, ácidos grasos específicos, etc..).
Todas estas características son compatibles con cultivos transgénicos. Nada de la tecnología transgénica es contrario a las características saludables mencionadas; mas bien, esta tecnología permite desarrollar dichos atributos de mejor y más rápida manera que las técnicas convencionales.
¿Por qué entonces, tanta insistencia en contra de los transgénicos?
Siempre hay intereses económicos contrarios a la adopción de tecnologías disruptivas (que cambian drásticamente el peso de los actores económicos). Esta es una buena pista para localizar los intereses que financian las campañas en contra de los transgénicos.
Creo que la resonancia que encuentran estas campañas en el consumidor resultan de dos factores clave: el miedo a lo desconocido; y la asociación de la tecnología transgénica con las grandes empresas y la agricultura intensiva, enfoques opuestos a la agricultura orgánica y el desarrollo regional y tradicional. El primer concepto creo que puede irse descartando, pues los transgénicos ya no son una novedad y se ha probado su inocuidad.
El segundo es enteramente válido en si mismo, pero la asociación transgénicos-agricultura intensiva no es, en absoluto, inherente a la tecnología. Se pueden desarrollar transgénicos compatibles con cualquier tipo de agricultura y en cualesquiera tipo de cultivares que se desee.
Consideración final
En mi opinión, una amplia mayoría de los grupos científicos mas serios consideran que la tecnología transgénica no entraña ningún riesgo nuevo para la salud. Así lo acreditan variados pronunciamientos de organizaciones académicas.
Otro tema que no se ha tocado aquí, el del riesgo a la pérdida de biodiversidad agrícola y la afectación a la economía de los agricultores y sus prácticas tradicionales, así como el riesgo para la flora natural (es decir, consideraciones ecológicas) merece tratamiento aparte, pero no debe confundirse en el momento de la argumentación.
Ante todo, no querría "confundir el momento de la argumentación" en exceso, introduciendo otros temas controvertidos sobre el uso de los transgénicos como los que comenta el Sr. Soberón en su consideración final. Pero quizás sí que cabría tenerlos en cuenta a la hora de optar por un modelo de consumo u otro, ya que a la larga todos ellos pueden acabar afectando los modelos de producción de alimentos y los ecosistemas, con un consiguiente riesgo de producción de alimentos menos saludables, y lo que es más importante, menos sostenibles (entendiendo aquí por "sostenibilidad", las facetas ambiental, económica y social del término, y que son igualmente importantes, pues no puede haber sostenibilidad ambiental sin sostenibilidad económica y social).
Pero lo que más me sorprende es su afirmación respecto a la falta de "evidencia seria" sobre los riesgos para la salud! Puesto que hay estudios científicos INDEPENDIENTES que demuestran la toxicidad de los alimentos OGM, y más especialmente aún, la de los pesticidas y herbicidas directamente y obligatoriamente ligados a su cultivo. El problema es que hasta ahora toda la industria agroalimentaria productora de transgénicos se ha esforzado enormemente en financiar estudios en la dirección que defiende el Sr. Soberón. Pero afortunadamente ya existen centros independientes como el CRIIGEN (http://www.criigen.org) que trabajan para aportar el tan necesario contrapunto científico.