
El pensamiento crítico es una actitud valorada hoy por los educadores, porque una persona con capacidad de decisión más fácilmente logrará sus objetivos. Esta capacidad debe ser animada y formada en los niños desde muy pequeños. La cuestión es cómo hacerlo, y también sus consecuencias.
No es tan fácil gestionar a los pequeños cuando deciden en contra de lo que los adultos consideran adecuado, y más aún al llegar la adolescencia.
Según algunos modelos educativos, son los padres quienes saben lo que es mejor para sus hijos, es decir, son ellos quienes informen a los niños qué es bueno y lo que es malo. En consecuencia, son también los padres quienes deciden por los niños, o quienes les dicen como deben decidir.
Otro planteamiento educativo propone enseñar a los niños a pensar, elaborar una opinión, llegar a sus conclusiones y a aprender a decidir por sí mismos, incorporando las distintas competencias humanas.
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El ser humano suele estar convencido de que tiene razón en sus convicciones, y que su visión del mundo es la correcta. El temor de los padres a que sus hijos empiecen a tener ideas distintas o contrarias a las propias, puede frenarlos para promover en sus hijos un pensamiento crítico. Por otro lado, puede resultar difícil para un padre o una madre proponerse enseñar algo que ha vivido poco o nada.
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Esta decisión tendrá una influencia en la capacidad de decisión de nuestros hijos.
5 opiniones argumentadas

- Concepció Martinez
- Médico y madre

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Stella Accorinti
- Centro de Investigaciones en Filosofía para Niños

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Humberto Maturana
- Biólogo y epistemólogo

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Irene de Puig Olivé
- Filosofía y educación

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Sugata Mitra
- Professor of Educational Technology