En relación a la decisión ¿Practicar la desobediencia civil? esta es una opinión de Arcadi Oliveres

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Esta es mi opinión de experto

El autor defiende la desobediencia civil como protesta ante las formas de control que desarrollan los Estados y menciona diversas maneras de desobediencia civil exitosas que ha habido en España.

El experto plantea en su libro “Otro mundo”, lo siguiente respecto de desobediencia civil:
"Es evidente que la participación de los ciudadanos en la política y la vida pública, tal como funcionan las democracias aparentes, se basa sobre todo en la emisión del derecho a votar cada cuatro años. Ha de poder haber otras respuestas y otras formas para actuar delante de esta escasez de libertad de movimientos. La democracia participativa y las nuevas formas de organizarse son una, pero delante de las formas de control lo que cabe es la desobediencia civil.
 
En el Estado español ha habido experiencias buenas y exitosas de desobediencia civil. Una de las más conocidas históricamente ha sido la objeción de conciencia del servicio militar y, más adelante, la insumisión. El hecho que el ejército haya pasado de ser un ejército de reclutas a ser un ejército profesional, no es sólo un mérito de los objetores, pero lo que sí es evidente es que el ejército español tenía cada vez más gente que se negaba a hacer el servicio militar y que escogía la objeción de conciencia; en los últimos años, cuando el servicio militar aún era obligatorio, el número de objetores llegó a superar el 50% de los que les correspondía ir: ningún país de Europa llegó a tener esta cifra tan desorbitada de desertores.
 
La objeción de conciencia no dejaba de ser un acto de desobediencia civil, sobre todo los primeros años, cuando esta desobediencia estaba penada con prisión, hasta que va a ser reconocida oficialmente. En el año 1984 se aprobó una ley de objeción de conciencia pero de dudosa constitucionalidad, ya que castigaba con más duración el servicio civil que el militar. Esta situación provocó que algunas personas den un paso más y se declarasen insumisos.
 
Pero la desobediencia civil se puede practicar en muchos otros niveles. Hace unos años, por ejemplo, hubo una pequeña revuelta de movimientos vecinales de Barcelona que se negaban a pagar el canon del recibo del agua porque no revertía en ninguna mejora inversora. Los vecinos decidieron pagar el recibo a un notario, de manera que oficialmente la compañía de aguas no podía recortar el suministro porque ya estaba pagado.
 
Finalmente la compañía se vio obligada a revisar el canon por las presiones. Otros ejemplos podrían ser cuando muchas personas se apuntaron a la campaña de la C de Catalunya para las matrículas cuando se decidió que se perdía la identificación de la zona y que todas quedaban englobadas con la E de España. Pero la campaña tampoco llegó más allá para que el gobierno tomara alguna medida.
 
En cierta manera, todas las campañas de boicot también son actos de desobediencia civil. Para el que hace el control se pueden esquivar algunas medidas con actuaciones muy sencillas, como por ejemplo no utilizar las tarjetas de crédito para los pagos (así no quedan registradas en ningún sitio). El hecho de intentar desobedecer la normativa de pagar una parte de la renta positiva a las fuerzas armadas también es un acto de desobediencia civil, si lo entendemos como una protesta a la contra. De hecho hay muchos para hacer. Y, a veces, no cuestan tanto ni son tan difíciles de iniciar. Sólo puede peligrar que nos clasifiquen, como actos terroristas.

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