En relación a la decisión ¿Reducir la producción de gases «efecto invernadero»? esta es una opinión de José María Ordóñez Iriarte
- José María Ordóñez Iriarte
- Experto en Salud Pública y Ambiental
Esta es mi opinión de experto
Dos son las acciones básicas que propone el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) para enfrentarnos al mismo: la mitigación o reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la adaptación de los sistemas para protegerse de los potenciales efectos de dicho Cambio.
Según el Cuarto Informe de Evaluación de 2007 (AR4, por sus siglas en inglés) realizado por el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), “el calentamiento del sistema climático es inequívoco, como muestran las observaciones de incrementos de las temperaturas medias globales del aire y los océanos, la fusión generalizada de la nieve y el hielo y el ascenso global del nivel medio del mar”. Además, continúa el informe, “está demostrado científicamente que la causa principal del calentamiento del sistema climático que está teniendo lugar actualmente son las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que tienen su origen en causas naturales pero sobre todo en las actividades humanas”.
Los GEI (dióxido de carbono, metano, óxidos nitrosos y gases fluorados o gases F) retienen el calor de la radiación infrarroja terrestre. Como consecuencia, se espera que la temperatura media de la superficie terrestre siga aumentando y que los patrones de precipitación global también se alteren y, si bien existe un consenso general sobre estas conclusiones, también es cierto que hay una gran incertidumbre tanto en lo que se refiere a las magnitudes, como a las tasas de estos cambios a escala regional.
El dióxido de carbono (CO2) es el GEI antropogénico más importante. Sus emisiones globales anuales aumentaron, según datos oficiales, en torno a un 70-80% entre 1970 y 2004. La disminución a largo plazo de las emisiones de CO2 por unidad de energía suministrada invirtió su tendencia a partir del año 2000.
Las fuentes de los gases de efecto invernadero (GEI) son múltiples: quema de combustibles para generación de electricidad, transporte, procesos industriales, agricultura, turismo, vivienda… Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP en su acrónimo en inglés) “el cambio climático es un problema íntimamente ligado al desarrollo, asociado a nuestro modelo de crecimiento basado en la quema de combustibles fósiles y patrones de consumo y producción poco eficientes considerados desde un punto de vista energético”. No terminamos de ser conscientes de la multitud de actos cotidianos asociados a emisiones de gases de efecto invernadero que podríamos evitar.
Dos son las acciones básicas que propone el IPCC para enfrentarnos al cambio climático: la mitigación o reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la adaptación de los sistemas para protegerse de sus efectos. Es evidente que la mitigación tiene un carácter mundial, ya que las emisiones van a la atmósfera común. Uno de los instrumentos más relevantes para reducir las emisiones de GEI es el Protocolo de Kioto, que no ha satisfecho las expectativas que se tenían depositadas en él, como se ha visto en las últimas Conferencias de Parte celebradas recientemente.
Por contra, la adaptación puede realizarse en el ámbito regional y local. En este sentido, según diferentes agencias internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sociedades científicas como la Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA), el sector salud es esencial y debe disponer de amplias medidas de adaptación a los efectos concretos del cambio climático que protejan la salud de sus ciudadanos.