En relación a la decisión ¿Considerar a la religión como un elemento central de la identidad cultural? esta es una opinión de Amin Maalouf
- Amin Maalouf
- Escritor
Esta es la opinión del experto
Según Maalouf, en estos momentos es una actitud habitual afirmar la pertenencia a una religión y considerarla como un elemento central de la identidad sobre todo ante la crisis de valores de occidente.
Para Maalouf, la religión como parte de la identidad “está menos extendida que hace trescientos años, sin duda, pero indiscutiblemente lo está más que hace cincuenta años”. Ante esta situación, el experto se plantea una serie de preguntas: ¿a qué se debe que, en el mundo entero, hombres y mujeres de todos los orígenes descubran hoy su pertenencia a una religión y se sientan movidos a afirmarla de diversas maneras, mientras que hace unos años esas misma personas habrían preferido destacar, espontáneamente, otras pertenencias?
Por otro lado, se pregunta “¿a qué se debe que un musulmán de Yugoslavia deje un día de llamarse yugoslavo para afirmarse ante todo como musulmán? ¿Cómo se explica que la afirmación altiva de la pertenencia a una religión, que hace poco habría parecido inconveniente, parezca hoy natural y legítima, y en tantos países a la vez?”, enfatiza.
A su juicio, la primera razón es el declive y después el hundimiento del mundo comunista ya que hace más de un siglo el marxismo prometía establecer en todo el planeta un nuevo tipo de sociedad de la que estaría desterrada la idea de Dios. Para el experto el fracaso de ese proyecto, tanto en lo económico y lo político como en lo moral y en lo intelectual, ha tenido como consecuencia una rehabilitación de las creencias más religiosas.
“El refugio espiritual, refugio de la identidad, la religión fue, desde Polonia a Afganistán, un evidente factor de unión para todos los que luchaban contra el comunismo. Por eso la derrota de Marx y Lenin se presenta como una revancha de las religiones para algunos al menos en igual medida que es visto como una victoria del capitalismo, del liberalismo o de Occidente”, enfatiza.
Otro de los factores, a su juicio, es la “crisis” de Occidente, la cual el experto no la sitúa al mismo nivel que la del comunismo, pero enfatiza que -pese a que su influencia está en todos los continentes- se percibe como un modelo en crisis, incapaz de resolver los problemas de la pobreza en sus propias metrópolis, incapaz de solucionar graves problemas como el paro, la delincuencia, la droga y muchos otros problemas.