En relación a la decisión ¿Tener una buena relación con mis compañeros de trabajo? esta es una opinión de Ferran Ramón-Cortés Muntaner
- Ferran Ramón-Cortés Muntaner
- Ciencias de la comunicación
Esta es mi opinión de experto
Un clima de confianza y camaradería es indispensable para que las relaciones laborales funcionen bien, por eso es importante cultivarlas y cuidarlas en la medida de nuestras posibilidades.
En un artículo publicado en el diario el País, Ferrán Ramón-Cortés argumenta con claridad los beneficios de las buenas relaciones laborales. Concretamente, afirma: “En las relaciones laborales, la amistad es una elección, pero la confianza debería ser una obligación. Sin ella es más difícil entenderse y llegar a ser buenos compañeros.
Ser buenos compañeros de trabajo implica que nos tenemos confianza o, dicho de otro modo, que nos entendemos. En cambio, ser buenos amigos es un estadio diferente. Implica la existencia de un sentimiento mutuo, que se traduce en que nos gustamos.
Desde esta óptica, la confianza no está necesariamente ligada a la amistad. Es evidente que no hay amistad sin complicidad, pero debería ser también evidente que puede este tipo de relación puede existir sin amistad.”
(…) En las relaciones laborales, la amistad es una elección, mientras que la confianza debería ser una obligación, o al menos deberíamos perseguirla a toda costa, porque es la que propicia un buen clima de camaradería. Es cierto que podemos, y en muchos casos será aconsejable, limitar los efectos de los problemas personales en el trabajo, o de los problemas laborales en casa. Es cierto también que podemos utilizar el trabajo para evadirnos de problemas personales. Pero trabajo y vida privada acaban siendo necesariamente vasos comunicantes, y lo que ocurre en un ámbito afecta al otro sin remedio.
Por ello es bueno y deseable que, entre colegas, nos conozcamos a nivel personal y seamos capaces de compartir aquella información que nos puede ayudar o que puede explicar determinados comportamientos de unos y otros. Es bueno conocer las circunstancias personales que rodean a nuestros compañeros, para poder actuar en consecuencia y echar una mano cuando se necesita o compartir una alegría cuando sea el caso. No conocer personalmente a los demás nos expone a cometer grandes errores de interpretación, y sobre todo nos impide tejer una relación de confianza que nos permita ser buenos colaboradores en el trabajo.»