
Transmitir la fe a los hijos, determinando sus creencias desde temprana edad, es una duda educativa de muchos padres y madres. Algunos piensan que es una obligación moral esencial cuando se educa a los hijos.
Otros muchos, hoy día creen que transmitirles creencias les limita la libertad y prefieren dejar que ellos decidan en el futuro.
Las madres y los padres tienen en sus manos la educación de los hijos en todos los aspectos de su vida, incluyendo la dimensión religiosa. Si antes la transmisión de la fe de padres a hijos era algo habitual e incuestionable, hoy no siempre resulta tan claro.
En un mundo cada vez más globalizado y multicultural, la misión educativa de los padres -muchas veces de religiones, credos o creencias distintos- se vuelve más complejo. ¿Estamos eligiendo la religión de nuestros hijos al decidir educarlos según nuestra fe? La dimisión pura y simple de esta tarea tampoco parece prepararlos para responder a lo que ellos se enfrentarán mañana. ¿Dónde termina la educación y empieza la imposición? ¿Y qué hacer cuando madre y padre tienen religiones diversas o visiones educativas distintas?
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El clima social dominante puede frenar la pregunta sincera sobre si la religión debe ser transmitida a los hijos. En la sociedad postmoderna puede llegar a estar mal visto expresarse sobre Dios, pues se considera algo atrasado y poco racional.
Por el contrario, en espacios sociales donde predomina una creencia, lo que se ve mal es cuestionar la transmisión de las creencias a los niños.
Además, en muchos estados existe una tendencia de querer remplazar la educación religiosa en las escuelas, por una enseñanza que aborda el fenómeno religioso de forma aconfesional o multi-confesional, o por una enseñanza puramente ética, estética y de valores, sin referencias al hecho religioso ni a un ser trascendente. -
La educación que transmitimos a nuestros hijos condiciona su identidad como personas, su visión del mundo y el sentido que atribuyen a la existencia. La educación religiosa que damos -transmitiendo o no nuestras creencias religiosas personales- dará forma a la idea que nuestros hijos tendrán sobre la vivencia religiosa, una realidad que se extiende a los variados ámbitos de la vida.
Condicionará la opinión y la identidad religiosa de nuestros hijos y proporcionará las bases de su postura ante la diversidad de creencias de las demás personas con las cuales vivirán, compartirán el mundo y construirán el futuro. -
Primero, será importante plantearse abiertamente en la familia la importancia fundamental de esta decisión: si queremos que nuestro compromiso educativo aporte el mejor bien a nuestros hijos y si esto conlleva incluir el tema de la educación religiosa. También, podrá ser de utilidad el informarse de los variados modelos educativos religiosos. La experiencia de otras sociedades, sus prácticas educativas en materia religiosa y las consecuencias de las mismas son una fuente que nos ayudará a descubrir tanto las experiencias que funcionan como las medidas a no repetir.
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