
Las guerras nos afligen a todos aunque estén lejos. Pero cada persona puede provocar conflictos o tener una actitud activa para favorecer las relaciones pacíficas en nuestras vidas y en las de los demás, en todos los ámbitos, desde la familia y la amistad hasta la política.
Algunos lo llaman "buenismo", pero ser agente de paz es un camino personal y colectivo que tal vez deba ser recorrido, pero hacen falta inteligencia, esfuerzo y constancia.
Aplicar la Cultura de Paz a nuestras vidas e inculcarla en los demás requiere toda una filosofía de vida que comienza por rechazar cualquier forma de violencia, incluida la violencia estructural o la violencia verbal, y un aprendizaje y aplicación constante de las formas pacíficas de resolución y gestión de cualquier tipo de conflicto.
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La falta de una ducación dirigida a la paz y la no violencia, la sociedad competitiva, las prisas y la falta de habilidades sociales y personals para sobrellevar los conflictos dificultan el acercamiento a la Cultura de Paz.
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Ser agente de paz dota a la persona de diferentes herramientas para la resolución de conflictos, propios y ajenos, que contribuirán a mejorar su entorno y su desarrollo personal.
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Se trata de un arendizaje, pero también de una actitud hacia uno mismo y hacia los demás que cabe aplicar en el día a día.
2 opiniones argumentadas

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Maria Viñas Pich
- Directora de la Fundación Carta de la Paz dirigida a la ONU


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José Tuvilla
- Psicología