Hoy un rasgo muy apreciado en un profesional es su flexibilidad para renegociar sus condiciones de trabajo. El salario, el horario o el espacio laboral, son algunas de las condiciones sobre las que, a veces, un profesional debe decidir flexibilizarse para mantener su puesto de trabajo. Hay varias cuestiones que nos pueden influir ante la perspectiva de modificar nuestras condiciones laborales como son el deterioro en alguna condición que consideremos fundamental (salario, ubicación, jornada, responsabilidades), la pérdida de derechos adquiridos (antigüedad, beneficios sociales) o los motivos que obligan a plantear la renegociación.
En ocasiones se nos puede plantear la necesidad o posibilidad de modificar todas o algunas de nuestras condiciones laborales para mantener nuestro empleo según sean las circunstancias por las que atraviese nuestro empleador o sus expectativas de futuro. Ante dicha posibilidad, debemos plantearnos la actitud que más nos conviene adoptar según sean nuestras perspectivas con respecto a nuestro empleo. Una postura receptiva a dichos cambios que refleje nuestra flexibilidad ante nuevas condiciones laborales tiende a favorecer el mantenimiento del empleo, mientras que una actitud estricta que manifieste resistencia ante los cambios propuestos puede incrementar el riesgo de perderlo.
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Tener en cuenta los pros y los contras de cada una de estas cuestiones y poner en perspectiva la necesidad de conservar el empleo y la actitud a tomar ante la propuesta de renegociar las condiciones laborales nos ayudará a tomar esta decisión de forma más consciente.
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Dependiendo de la actitud con que afrontemos la posibilidad de renegociar nuestras condiciones laborales, mayores serán nuestras opciones para conservar nuestro empleo. Cuanto más receptivos y flexibles afrontemos la situación, más posibilidades tendremos de adaptarnos a las nuevas circunstancias del empleo y por tanto a su continuidad, pero a la vez mas previstas tendremos que tener las posibles consecuencias adversas que pueda tener dicha renegociación sobre las condiciones laborales existentes.
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Priorizar nuestras condiciones laborales y establecer límites en su renegociación. Buscar alternativas que complementen los posibles deterioros que sufran nuestras condiciones laborales. Tener en cuenta las experiencias de otras personas que hayan pasado por la toma de esta misma decisión. Decidir, finalmente, hasta qué punto estamos dispuestos a modificar nuestras condiciones laborales para conservar nuestro empleo.
2 opiniones argumentadas
- Julio Pérez-Tomé Román
- Consultor Innovación, Social Media, Marketing y Comunicación
- Iván Maura Andreu
- Director General Gestión y Eficiencia