Una parte importante de la convivencia es la distribución de los muebles y el estilo de la decoración. Si se sigue el gusto de una sola persona, las demás quizá no compartan esa preferencia. Una posibilidad para favorecer una mayor concordia, sería acordar entre todos, lo más posible, el estilo decorativo de la casa.
Cuando se trata de una pareja, el diseño del hábitat común puede ser clave para el desarrollo pacífico de la convivencia; ninguno de los dos habría de sentirse excluido de dar un toque personal a la casa. Pero eso requiere diálogo. Lo mismo si convivirán varios estudiantes en un apartamento o son miembros de una familia, el diálogo y la personal aportación al conjunto puede ser una buena forma de comenzar a convivir. Pero para ello todos habrían de estar dispuestos a escuchar y acoger lo que cada uno diga.
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