El trabajo doméstico y el cuidado de la prole son imprescindibles para la vida y la salud familiar, y la economía de pequeña escala. Sin embargo, son actividades invisibilizadas, que casi siempre recaen sobre la mujer, y no contabilizadas entre las actividades productivas. Hay quien considera que deberían ser retribuidas.
Pero, en caso de obtener una retribución, ¿debería venir ésta del Estado o del otro miembro de la pareja?
El trabajo hogareño, entendido como el cuidado del mantenimiento de los espacios y bienes domésticos, así como el cuidado de los cuerpos, la educación, la formación, el mantenimiento de las relaciones sociales y el apoyo psicológico a los miembros de la familia, es fundamental para el sostenimiento de la vida familiar y social. Contribuye además a incrementar las posibilidades económicas de los entornos familiares. Pero la carga de este tipo de trabajo no es, actualmente, igual para hombres y mujeres, pues éste es un trabajo principalmente femenino.
Para una salida laboral que permita el sustento de la familia, se requiere alguien que cuide el entorno doméstico y a la prole, ya que para poder desempeñarse en las empresas, los empleados necesitan de los bienes y servicios que se generan en la esfera hogareña. El cuidado de los hijos forma parte de estas tareas, ninguna de las cuales es remunerada. Ante ello, algunos expertos consideran necesario que sea retribuido económicamente de manera de potenciar la división de estas tareas en términos igualitarios entre varones y mujeres, para bien de la familia.
Algunos consideran que debería ser el Estado quien realice este tipo de retribuciones económicas, mientras que otros expertos consideran que el sueldo del contexto familiar debe ser repartido en términos igualitarios entre la pareja al considerar el costo que implica el trabajo doméstico.
Otras visiones consideran que no se pueden igualar estos dos tipos de trabajo, y que debe ser una decisión del entorno privado y una valoración respecto de las mejores posibilidades que tiene cada miembro de la familia para ingresar al mercado laboral.
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Considerar que es un beneficio extra para las personas que se hacen cargo de las labores doméstica,s cuando efectivamente no desempeñan un trabajo externo para un tercero. Creer que no es justo para quien desarrolla un trabajo remunerado dentro del mercado laboral. Considerar que es una tarea del Estado el poder establecer políticas que favorezcan la conciliación familiar y laboral y la corresponsabilidad entre parejas.
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Que se siga invisibilizando el trabajo que implica las labores de reproducción y de cuidado doméstico y que se les asige un valor más bajo al no estar dentro del circuito mercantil. Que se continúen con los estereotipos y los roles de género menos apreciados, vinculados a las labores domésticas. Que el Estado derive parte de sus funciones a la esfera privada.
7 opiniones argumentadas
- Carmen Velasco
- Diseñadora de interiores y emprendedora
- Miguel Angel Rodriguez Muñoz
- Director de proyectos de Innovación, Tecnología y Personas
- Leticia Soberón
- Psicóloga