La comunicación es la base de todas las relaciones personales, también entre padres e hijos, pero no siempre es fácil.
La adolescencia es el período más complicado para establecer una comunicación fluída con un hijo. Necesitan mayor autonomía y el paso de la edad infantil a la adulta puede hacer que se rebelen contra lo establecido y se enfrenten a sus padres. Si llega un momento en que dejan de hablar con el padre o la madre, nos planteamos si tomar la iniciativa.
Ante esta situación de no comunicación, nos planteamos si debemos seguir intentando hablar con nuestro hijo, adoptando una actitud cercana y dispuesta al diálogo, o responder a su actitud incomunicativa con nuestra indiferencia.
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No es facil encontrar la manera de manifestar nuestra actitud al diálogo cuando nuestro hijo ha optado por la incomunicación.
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Romper la incomunicación con nuestro hijo puede tener consecuencias muy positivas tanto para él como para nosotros, sus padres.
2 opiniones argumentadas
- Jorge Ubeda
- Profesor y padre
- Jaume Funes Artiaga
- Psicólogo infantil