
A veces, la dispersión entre ruidos, televisión, teléfonos móviles y conversaciones nos aturde y nos impide concentrarnos. Los resultados: memoria debilitada, dificultades para seguir el hilo de un tema específico, sensación de caos interior.
Quizás, si logramos silenciar los ruidos y serenarnos, podamos percibir de manera más clara lo que es realmente importante de nuestro alrededor. Es decir, pueda sernos más fácil prestar atención y pensar.
7 opiniones argumentadas

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Ignacio Quintanilla Navarro
- Doctor en Filosofía

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José Luis González Quirós
- Filósofo y analista político

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Josep Maria Forcada Casanovas
- Doctor en Medicina por la Universidad de Barcelona