El uso masivo de las tecnologías sociales interpela a la Administración Pública y los gobiernos, que están replanteando su relación con los ciudadanos.
Podemos decir, ya por experiencia, que las tecnologías sociales permiten al sector público contratar productos y servicios de forma transparente, informar a los votantes, entender sus necesidades, reducir la burocracia, consultarles incluso algunas decisiones del día a día. La duda es si utilizar estos medios para ofrecer información y qué pasará con los desconectados digitales.
La relación entre Internet, las redes sociales y la tecnología móvil usada de manera masiva, está cambiando el modo como las personas se relacionan, se movilizan, se informan. Por ello también interpela a la Administración Pública y los gobiernos, que están replanteando su relación con los ciudadanos.
Pero los gobiernos no pueden dar por hecho que toda la población es partícipe de estas tecnologías. Ofrecer información a través de ellas puede ser indispensable, pero seguramente no suficiente para alcanzar a todos los sectores sociales, muchos de ellos aún excluidos de la cultura digital.
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