A veces las circunstancias de la vida nos ponen en situaciones que nos hacen plantearnos dejar los estudios, aunque sea temporalmente. No es una decisión fácil, ya que tiene importantes consecuencias, por eso hay que pensarla muy bien antes de decidir. En la mayoría de las sociedades occidentales estudiar es una actividad muy valorada y promovida, ya que se suele entender como la clave para acceder a buenos trabajos, ganar unos ingresos dignos y tener una buena calidad de vida; sin embargo, en algunas ocasiones –por diversos motivos– la vida nos empuja a poner tiempo y energía en otras actividades y no en el estudio.
Una crisis económica familiar, una enfermedad grave, un quiebre afectivo, un viaje forzado, entre otras, son algunas de las razones por las que quizá tengamos que plantearnos dejar de estudiar temporalmente. Ante este dilema habrá quien se plantee seguir estudiando pase lo que pase, asumiendo que los estudios son lo más importante, y quien decida abandonar los estudios por un tiempo, mientras se resuelve la situación que les ha llevado a tomar esa decisión.
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Miedo a que la situación se nos escape de las manos y no poder retomar los estudios.
Excesivo apego a nuestros amigos y amigas del lugar donde estudiamos.
No darnos cuenta que dejar los estudios puede ayudarnos a resolver una determinada situación personal. -
Dejar los estudios temporalmente puede permitirnos destinar ese tiempo, esa energía y esos recursos a resolver una situación personal o familiar difícil.
Dejar los estudios puede suponer una pérdida del ritmo o hábito de estudio, lo cual puede significar mayor dificultad para retomarlos en el futuro. -
Reflexionar con calma si dejar los estudios realmente puede ayudarnos a resolver la situación difícil en la que nos encontramos.
Informarse en el centro de estudio qué supone abandonar los estudios durante un tiempo: si es posible, el coste, cómo hacer para retomarlos en el futuro, entre otras cuestiones.
Daniel Marcelli 
