
En una separación o ruptura de pareja, la forma de organizar el régimen de visitas y otras responsabilidades respecto a los hijos deben tener presente una evidencia: los hijos que tenemos en común, siempre serán de los dos.
Hay que aceptar este hecho y entender su amor por ambos progenitores, de modo que actuemos más sensatamente sin pretender borrar o "rebobinar", en una circunstancia que ya es realidad y no va a cambiar.