El ser humano es consciente de su fragilidad. Si bien sabemos que la muerte es algo inevitable, que sin duda algún día llegará, la forma en que la aceptamos o no, suele ser muy diferente en cada persona.
La manera de enfrentarnos a ella y nuestra actitud pueden marcar nuestra manera de vivir. Nuestra relación con los demás -también mortales- y nuestra actuación como personas están íntimamente ligadas, en muchas ocasiones, con nuestra aceptación de la muerte.
Aceptar que la muerte es inevitable significa incluirla en la vida, en nuestros planes y expectativas. Significa vivir con la conciencia de la temporalidad de las cosas y de las personas. Aceptar que la muerte es inevitable significa normalizarla, considerarla parte de la existencia real que tenemos, hacerla verdaderamente humana.
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Existe un miedo tácito de la muerte: todos sabemos que vamos a morir pero nadie quiere hablar de ella. Este es quizá el grande freno de esta decisión.
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Esta decisión tendrá consecuencias importantes sobre la forma que concebimos - y efectivamente sobre cómo viviremos - la vida. No es lo mismo vivir pensando que viviremos para siempre o vivir teniendo presente que un día nos despediremos.
2 opiniones argumentadas
- José Lázaro
- Profesor de Humanidades Médicas, UAM. Escritor.
- Anji Carmelo
- Psicología