Planteamiento del debate
Nuestra Sanidad Pública, uno de los pilares básicos de la sociedad del bienestar, pasa por momentos de mudanza, con ajustes y recortes aplaudidos por los menos (al menos públicamente) y criticado por los que más. ¿Son dichos ajustes fruto de la actual crisis económica, o esta no ha hecho más que acelerar un proceso que era inevitable? ¿Estamos hablando de la necesidad de acometer unas reformas temporales, o de revisar en profundidad nuestro modelo de Sanidad Pública?
Es evidente que los ciudadanos tenemos poca y sesgada información en un tema, dónde, más que nunca, necesitamos implicarnos y tomar cartas en el asunto. El actual debate político es superficial y demagógico. Necesitamos entender qué está pasando, cuáles son las opciones reales y hacia dónde podemos ir. Y necesitamos hacerlo ya.
Abrir un debate de calidad, ordenado y riguroso, con expertos de primer nivel, para que podamos entre todos decidir el futuro de nuestra Sanidad Publica es prioridad para mantener el bienestar y cohesión en la sociedad.
Claves del debate
1. Nuestro modelo de financiación pública y gestión pública data de 1944 ("Sanidad para todos desde la cuna a la sepultura", Lord Beveridge), con población joven, recién salida de una Guerra Mundial, y con tecnología, comparada con la actual, absolutamente pedestre.
2. Los extraordinarios y exponenciales avances en la tecnología médica (la investigación dobla sus conocimientos cada dos años, por lo que los recursos médicos son cada vez más insuficientes), hacen que la antigua promesa (y completamente integrada en nuestra cultura) de que el Estado nos tiene que proporcionar toda la tecnología médica disponible en cada momento para cuidar lo mejor posible de nuestra salud, se haya vuelto imposible de cumplir. Medicina y Sanidad Pública no son lo mismo, ni van necesariamente de la mano. No hay recursos para pagar los avances médicos, y cada vez va a haber menos. Solo con los avances en la investigacion con células madre y en el genoma humano, la esperanza de vida puede, en un plazo razonablemente corto de tiempo, superar los cien años. Y el problema no es lo que cuesta añadir un año más, sino lo que cuesta ese año de más.
3. En el Euro Heath Consumer Index 2012 publicado por la Health Consumer Power, sobre el estado de la Sanidad Pública Europea, España ocupa el numero 24 de un total de 34 países analizados. Nuestar Sanidad Pública no es tan buena, ni tan justa, como nos creemos o como muchos nos quieren hacer creer. El problema de las listas de espera es muy grave. Cada vez tenemos mas desigualdades en nuestro sistema sanitario. Cada vez empieza a ser más cierto el hecho de que sólo el que tiene medios tiene una sanidad adecuada.
4. Pero es que, además, el coste de la Sanidad Pública española se ha vuelto imposible de soportar. Es imposible llevar una medicina de la más alta calidad a todas las esquinas del país y, menos, con una ineficiente gestión pública. El problema estriba en que la gestión de lo público no mejora y parece que no somos capaces de encontrar la solución, dejándonos envolver en discusiones políticas demagógicas.
5. La falta de cultura y de responsabilidad de la ciudadanía respecto a la Sanidad Pública es también una causa relevante del problema. El pago de los impuestos no nos da derecho a servicios de Sanidad Publica ilimitados. El abuso de los ciudadanos impide prestar servicios sanitarios fundamentales.
6. Sin embargo, existen otros modelos de Sanidad Pública que están consiguiendo en Europa mejores resultados, sin listas de espera y con costes asumibles. Analizarlos, aprender de ellos e incorporar sus puntos fuertes es fundamental. En este sentido, emergen dos modelos distintos: uno, en el que el Estado controla la situación, pero hay una serie de entidades que compiten entre si para proveer de las necesidades sociales o sanitarias, y otro, un sistema monolítico de Seguridad Social, donde el Estado es gestor y proveedor de todos los servicios sanitarios. Los paises que han apostado por el primer modelo no tiene listas de espera.
7. Pero para ello tenemos que estar dispuestos a profundizar y deliberar en la sociedad —sin prejuicios ni demagogias— de asuntos tan relevantes como la definición de los servicios mínimos, la privatización de la asistencia primaria, la denuncia de abusos, etc. Necesitamos un cambio de cultura sanitaria, que la ciudadanía se responsabilice, para así poder exigir a los políticos el cambio en un tema tan relevante como es la Sanidad Pública.
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