En relación a la decisión ¿Rechazar rasgos de mi identidad sin renunciar a ella? esta es una opinión de David Álvarez Martín
- David Álvarez Martín
- Especialista en historia de las ideas políticas
Esta es mi opinión de experto
Para Álvarez, dado que las identidades son procesos dinámicos que van evolucionando en el tiempo y de una persona a otra, los rasgos que las determinan también varían. Por ello, se pueden variar algunos rasgos sin por ello cambiar la identidad.
Desde la perspectiva del realismo existencial, Álvarez opina que “la existencia, como valor fundamental, siempre acontece en el entramado de nuestras identidades, es decir, no hay manera de existir como seres humanos si no somos acogidos por un núcleo familiar, social, cultura, que nos forja en determinadas identidades. Identidades que son cambiantes en el tiempo y en la diversidad de personas que la asumen.
No existe nunca una permanencia del modelo, ni una homogeneidad entre quienes se consideran ser de tal o cual rasgo de identidad. Desde el hecho de ser hombre o mujer, o ser boliviano o libanés, ser católico o musulmán, considerarse en política de izquierdas o derechas, etcétera, siempre ser tal o cual tipo de persona se articula de manera singular en cada individuo. Incluso en regímenes dictatoriales (pienso en el trujillismo) o grupos altamente controladores del pensar y sentir de sus miembros, no logran homogenizar perfectamente a cada uno de los participantes, ni aún bajo el supuesto de que cada miembro tenga el profundo de ser perfectamente el modelo que se le propone. Por tanto, el estereotipo de uso común al hablar de las identidades únicamente sirve para destacar ciertos rasgos predominantes, nunca homogéneos, desde le punto de vista de quien lo observa desde fuera o para fines propagandístico si quien los postula trata de imponerlos o defenderlos”.
Las identidades no son fijas: “El carácter cambiante y maleable de las identidades en el tiempo y su heterogeneidad entre los participantes en un momento determinado nos señala que las pretensiones de que los modelos de identidad son absolutos y atemporales –concretamente por los defensores de dichas propuestas– no es sostenible desde una evaluación racional, a lo sumo es un argumento en la defensa de tal o cual modelo de identidad en función de valores asociados con el temor a perder control entre los vinculados a dicha identidad o verse “invadidos” por quienes tienen otra identidad (el temor de muchos cristianos europeos a que los musulmanes los invadan, el temor de los hombres machistas a la emancipación de la mujer o la homosexualidad, el temor de muchos dominicanos a haitianizarse, etcétera).”