En relación a la decisión ¿Aceptar como Papa al elegido por los Cardenales? esta es una opinión de Olegario González de Cardedal
- Olegario González de Cardedal
- Doctor en Teología U. de Munich
Esta es la opinión del experto
El teólogo y maestro señala que "En esa grieta entre la debilidad de la persona y la grandeza de la misión está la verdad a la vez divina y humana del sucesor de San Pedro". El elegido no podrá corresponderse con los perfiles esperados ni resolver todos los problemas. Pero tendrá ayuda de Dios.
Olegario González de Cardedal, en un artículo aparecido en ABC el 10 de marzo 2013, describe "cuatro miradas" sobre el Cónclave. La mirada histórica ve cómo desde el Papa Pio X se redujeron drásticamente las influencias de reyes y emperadores. Juan Pablo II y Benedicto XVI han hecho todo lo posible "para lograr dos objetivos sagradoes: la máxima libertad para los electores y la máxima convergencia posible respecto del elegido".
Es necesario también dar una mirada política, entendiendo que ésta es "el arte de construir la convivencia y de conducir a los hombres a la verdad, la libertad y la justicia, mediante leyes e instituciones". El Cónclave no está excento de los "elementos demasiado humanos de poder e intriga, pasión y recelo que la condición humana arrastra siempre consigo. El Espíritu Santo no planea sobre esferas lejanas, sino sobre esas humanas conciencias y libertades".
La mirada religiosa ve que se trata de "elegir a alguien para que presida a una comunidad que se comprende llamada, signada y enviada por Dios. Irrisión y burla suscitará en los nocreyentes semejante pretensión. La Iglesia noes dueña ni juez ni garante de Dios, pero en su pobreza y debilidad se atreve a señalar hacia Dios a intentar ser signo y palabra suya". (...) "Hoy la decisión de los cardenales repercutirá sobre lo más esencial para todo el hombre y para todos los hombres, que es Dios. Pornque no somos islas los humanos, sino nudos interconectados de una red, para sobrevivir o para sobremorir".
Finalmente, una mirada desde la propia Iglesia, "la familia de Jesús, a quien debe seguir recordando su palabra y ofreciendo su amor a los hombres." "Tras su resurrección se nos ha hecho compañero de camino. (...) Iglesia de Dios para mantener vivo el Evangelio y el Espíritu de Cristo, invitando a ser semejantes a él. ¡Esta pretensión es humillante para ella porque nunca estarán a su altura ni el Papa ni el teólgo, ni el sabio ni el creyente de a pie! Esa humillación soportada y ese atrevimiento de la Iglesia de valer más por lo que propone de Crisot que por lo que ella misma es, constiutye su mejor aportación a la historia. El Papa es el símbolo autoritativo de esa fe en Cristo sobre la cual aquélla está edificada".