En relación a la decisión ¿Apoyar el decrecimiento para vivir todos mejor? esta es una opinión de Leopoldo Gonzalo
- Leopoldo Gonzalo
- Catedrático de Hacienda Pública y Sistema Fiscal
Esta es mi opinión de experto
Lo deseable sería propiciar un crecimiento económico que garantice no cualquier nivel mayor de producción y empleo, sino el que mejor armonice con la dignidad de las personas y les proporcione, en cuantía y calidad, los medios de subsistencia precisos que esa dignidad reclama.
La pregunta parece, en principio, contraponer crecimiento económico a bienestar. Como si a mayor crecimiento material correspondiese siempre una merma en el bienestar, por lo menos de algunos. Por eso parece que se inquiere acerca de si existe alguna clase de decrecimiento que vaya acompañado de una mejora en el bienestar de todos. Yo preferiría reflexionar acerca de qué clase de crecimiento sería capaz de proporcionar una mejor calidad de vida general. Dicho de otro modo, si existe algún sistema económico que proporcione el máximo nivel de bienestar colectivo sin preterir a nadie, o mejor, sin generar bolsas de marginalidad social. (…)
Por otra parte, parece que impulsar el crecimiento es una de las formas –no la única- de propiciar el empleo, y hoy, en la sociedad actual, parece indudable que el empleo es necesario no ya para el bienestar, sino para la simple supervivencia.(…) Como se ve, la cuestión esta lejos de admitir una solución clara. Son muchos los conceptos en ella implícitos que habría que explicitar. Y el primero de todos quizá sea el relativo a en qué pueda consistir eso de “vivir todos mejor”. Si con ello quiere expresarse un estadio o nivel mayor de bienestar o felicidad colectiva, la cosa dista de admitir una respuesta unívoca y de validez universal. (…)
Se trata (…) de identificar, cuantificar y ordenar un conjunto de indicadores representativos del grado de desarrollo-bienestar con el objeto de superar el criterio tradicional cifrado únicamente en la evolución del Producto Interior Bruto (PIB), pues, en efecto, un alto y dinámico nivel estrictamente económico no siempre se corresponde con una mejor situación social de “felicidad” o bienestar.
De cuanto antecede, y en relación con la pregunta de si sería conveniente “apoyar el decrecimiento para vivir todos mejor”, creo que puede responderse en los siguientes términos:
- El decrecimiento económico no garantiza, per se, una mejora del bienestar colectivo;
- Tampoco lo hace el crecimiento económico entendido como mero incremento del PIB (por ejemplo, el aumento en la producción de ciertos bienes y servicios ocasiona, con frecuencia, un deterioro en las condiciones ambientales y personales de vida generadoras de patologías específicas)
- De donde se deduce que ese “vivir todos mejor” al que se aspira está en función de variables no exclusivamente económicas, ni siquiera predominantemente económicas;
- Diríamos que lo deseable sería propiciar un crecimiento económico que garantice no cualquier nivel mayor de producción y empleo, sino el que mejor armonice con la dignidad de las personas y les proporcione, en cuantía y calidad, los medios de subsistencia precisos que esa dignidad reclama;
- Que de lo que se trata también es de aplicar los recursos disponibles a la obtención de todos aquellos bienes y servicios que redunden en la mejora de un indicador significativo de la felicidad o bienestar social (esperanza de vida, salud, educación, seguridad, libertad personal, igualdad de oportunidades, responsabilidad social corporativa, conciliación familiar, etc.), lo que no tiene necesariamente que suponer una mayor producción (un incremento del PIB real) pues puede conseguirse quizá mediante una reasignación adecuada de aquellos recursos; y
- Parafraseando a Maeztu habría que concluir diciendo que de lo que se trata, en definitiva, no es de mejorar materialmente el mundo sin más, sino en hacerlo de manera que esa mejora propicie mayores cotas de felicidad y realización personal a los miembros de la sociedad.