En relación a la decisión ¿Implicarme activamente en la vida política? esta es una opinión de Ricardo Chueca Rodríguez
- Ricardo Chueca Rodríguez
- Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de L
Esta es la opinión del experto
Para el catedrático, la participación política se puede entender como un deber ciudadano, ya que en la democracia actual los gobernantes actúan por representación y es necesario también que los grupos e individuos se involucren directamente.
Para el experto, la participación está dirigida a impactar en quienes tienen el poder institucionalizado, para conservar o modificar la estructura de intereses existentes.
La inserción de elementos participativos en los procesos de decisión estatales es tan vieja como el mismo Estado, pero con el nacimiento del constitucionalismo la participación forma parte de la misma esencia del modelo de sistema político y se convierte en un deber jurídico fijado en la norma constitucional. En el Estado representativo las decisiones se toman a través de representantes o a través de la participación directa, siendo el ámbito de mayor participación el de la vida local. Hoy la participación no es sólo una forma de repercutir sobre los órganos de decisión política, sino una actividad especialmente demandada por los órganos de decisión, y debe articularse como una estructura participativa formalizada y apoyada por recursos públicos que equilibren las tensiones entre representación y participación.
La participación política que hoy conocemos es históricamente nueva, diría que radicalmente nueva. Se trata de una forma de participación que presupone la existencia de un Estado altamente democratizado y de un Estado comprometido profundamente en una continua tarea de remodelación social. El proceso, largo y variado según las distintas sociedades, que nos ha llevado a esta situación es universal.
No cabe olvidar que la participación, en cualquiera de sus formas y modalidades y dadas determinadas condiciones, como mínimo dificulta el crecimiento de las desigualdades en la asignación de recursos. Pero quien participa en una sociedad plural y democrática, nunca encuentra una satisfacción final, determinante, definitiva, pues precisamente por la propia naturaleza de la participación nunca nadie consigue todos sus objetivos y logros.