En relación a la decisión ¿Hacer horas de soledad y silencio? esta es una opinión de Alfredo Rubio de Castarlenas
-
Alfredo Rubio de Castarlenas
- Médico, Teólogo, Filosofo, Sacerdote y Escritor
Esta es la opinión del experto
Es en la soledad y el silencio donde las personas pueden encontrarse consigo mismas, paladear el hecho mismo de estar vivas, sentirse libres, tomar decisiones, y también encontrar a Dios que se hace presente lejos del ruido y la dispersión. Por eso es muy recomendable hacerlo diariamente.
Cuando uno está en soledad y silencio, sin distracciones ni ruidos, es cuando puede empezar a notar el tesoro de que existe. ¡Yo soy!, ¡Existo! ¡Qué tesoro tengo! Sea cual sea mi vida, ¡existo! Descubrir este tesoro debajo de la corteza de la vida es descubrir una perla preciosa. ¡Yo existo! Lo puede decir un pobre, un rico, un enfermo, un sano, un hombre, una mujer, un griego, un latino... es común a todos, aunque la vida sea distinta para unos y otros. Todos poseemos un mismo tesoro.
Sobre esta roca de la tremenda alegría de existir, después puedo construir toda mi vida, porque queda iluminada toda una jerarquía de valores. Si yo no doy valor al existir, estaré celoso de los demás porque tienen más que yo.
En la soledad y el silencio, es sobre todo donde encontramos a Dios. Él es el único que puede, por ser nuestro Creador y sustento de nuestro ser, desde dentro de nosotros entrar en nuestra libertad, vencer nuestra soledad y acompañarnos. Él me acompaña y yo también le acompaño. Es lo que yo desearía de todas las personas a quienes quiero: que estuvieran dentro de mí, que ese "tú" se fundiera con mi "yo" para sentirme acompañado. Por mucho que lo intentemos en eneste mundo, nunca lo lograremos. Sólo lo puedo lograr con Dios.
Sólo Él puede entrar en el recinto de mi soledad. Desde Él, San Pablo puede decir: "Ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí". Y Cristo nos predica: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado". Porque una vez que Él está en mí, está en tí y en cada uno, es donde podemos reunirnos el "tú" y el "yo" sin dejar de ser tú y sin dejar de ser yo. En Dios se puede reposar tranquilo, pues ya no hay soledad. Dios me brota como una fuente dentro de mí y me acompaña. Y también en los demás. Así el amor a los otros es verdaderamente compañero y acompañante.
(De "El hombre a solas". Edimurtra, 1995)
Estoy muy de acuerdo con esta opinión, mi vida cambió a muchísimo mejor, le fue dando sentido desde que empecé a hacer horas seguidas y diarias de soledad y silencio. Me encontré con Papá Dios, me encontré conmigo misma, fui ordenando el caos que yot era, a la vez eso me llevó a ir ordenando los espacios exteriores, la casa,