El ser humano tiene deseos desde los primeros instantes de su vida. Los deseos se van haciendo progresivamente más complejos, desde los más primarios de supervivencia, hasta los deseos más innecesarios y sofisticados, conforme se van cumpliendo años.
Poco a poco surgen también el orgullo y el deseo de mostrarse fuertes ante los demás. Enseñar a los niños a gestionar el deseo y el orgullo es un punto importante en su educación.
2 opiniones argumentadas
- Juan Malpartida
- Crítico literario
- Carmen Martínez González
- Pediatra. Especialista en Psicoterapia Psicodinámica