En la era de la tecnología, la televisión sigue siendo uno de los principales escaparates de entretenimiento y “agrupación social” y una de las actividades a las que más tiempo libre dedicamos.
Pero como ante cualquier otra actividad de carácter sedentario, y aun siendo muy útil y entretenido su consumo, nos planteamos si no convendría realizar un esfuerzo por moderarlo y destinar parte de ese tiempo a otras actividades de índole más creativo, formativo o saludable.
A pesar de haber sido superada ya por Internet, la televisión sigue siendo uno de los principales escaparates de entretenimiento y “agrupación social” y una de las actividades a las que más tiempo libre dedicamos.
Existen y existirán infinitos debates sobre las virtudes y defectos de la televisión. De su potencia devoradora sobre nuestra libertad, de los efectos mediatizadores de su contenido o de su carácter único como difusora de la información y de la cultura.
Pero, con independencia de los efectos que tenga su consumo, “ver la televisión” se encuadra dentro de la categoría de actividades sedentarias y, como tal, tiene una serie de características objetivas que nos plantean si no sería conveniente limitar el tiempo que empleamos en ella para dedicarlo a otras actividades de índole más creativo, formativo o saludable.
Opiniones argumentadas
Sé el primero en opinar.