Es común entre los pueblos hacerse ideas genéricas sobre cómo son los demás, construyendo prejuicios y tópicos descalificadores. Las mutuas desconfianzas se hacen norma general y se transmiten de padres a hijos.
Cuando conocemos a alguien no hay que jijarse sólo en su apariencia, la impresión que nos causa o su lugar de procedencia, sino en sus valores personales, su forma de ser y su trayectoria vital y profesional. Tomar conciencia de esos prejuicios es un elemento para la paz.
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2 opiniones argumentadas
- Leticia Soberón
- Doctora en comunicación social - redes
- Jordi Cussó Porredón
- Presidente de la Fundación Carta de la Paz dirigida a la ONU