
A todos nos llega un momento en la vida en que necesitamos de otras personas para lograr un objetivo o una meta. Y la cuestión es cómo lograr su ayuda. Si se les pide abiertamente, quizá no la quieran dar, y entonces surge la posibilidad de intentarlo de manera disimulada, utilizándolas sin que se den cuenta.
Las relaciones humanas tienen un aspecto ético pero también práctico: cuando las personas se sienten utilizadas, sienten desilusión y se alejan inmediatamente.
Usar a las personas significa tratarlas como "cosas", obtener de ellas algo pero sin apreciarlas, sin que haya una amistad o una actitud recíproca de dar y recibir. Sólo se intenta sacarles un bien, un gesto, algo que nos conviene. Con mucha frecuencia las personas se utilizan unas a otras, casi sin darse cuenta. Pero el malestar es grande cuando uno se percata de que alguien a quien pensábamos amigo, solamente nos usó como medio para sus fines.
2 opiniones argumentadas

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Jorge Ubeda
- Doctor en Filosofía

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Enrique Baca Baldomero
- Catedrático de Psiquiatría