
Reclamamos transparencia mientras exigimos intimidad. Los imprecisos límites entre lo público y lo privado hacen difícil atender esas demandas contrapuestas. Reconciliar el derecho de acceso a la información pública con la protección de datos personales es todo un desafío jurídico.
Por un lado, la contienda política se extiende hasta la vida personal de los cargos electos sometidos al escrutinio minucioso; por otro, cada vez más personas exhiben públicamente su intimidad en los medios.
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