
Lo que llamamos "educación" suele consistir en enseñar a los niños cómo gestionar sus deseos, cómo hacerlos compatibles con los de los otros y cómo aprender a posponer su satisfacción. Pero recurrir a la represión de los deseos significaría rechazar esos deseos y castigar su aparición.
Los modelos educativos varían a largo de la historia. Hoy en día hay distintas valoraciones al respecto y es interesante analizar si la represión de los deseos infantiles ha dado buenos frutos en el pasado.
3 opiniones argumentadas

-
Enrique Baca Baldomero
- Catedrático de Psiquiatría