
Los problemas perversos son complejos y de complicada resolución o, incluso, irresolubles. Estar al corriente de todos los aspectos y características de un conflicto cuando éste se nos presenta es fundamental.
No es lo mismo abordar un problema común o "domesticable" -definido, comprensible, resoluble- que uno perverso -desconocido total o parcialmente, que no se llega a entender, que puede no tener solución y cuya complejidad contiene elementos que pueden pervertirlo más-. Reconocer uno u otro es definitivo para abordarlo y escoger el método de actuación.
..
2 opiniones argumentadas

-
Antonio Cordón Portillo
- Consultor experto en nuevas tecnologías

-
Leticia Soberón
- Psicóloga