
Las parejas de una cierta duración pueden pasar por períodos en que el deseo decae. Ya no se siente como antes, la urgencia de estar juntos y hacer el amor. Se esquivan en lo posible las oportunidades para tener sexo.
En esa situación, la persona puede plantearse si se trata de una disfunción sexual y tiene que acudir a un especialista. Incluso aunque éste no sea necesariamente un problema para la pareja.
El deseo sexual es a veces una vivencia fugaz. Escapa cuando menos se espera, quizá como fruto de la rutina o de los roces que implica la vida en común.
Pero no siempre está claro si se trata de una disfunción más permanente y uno puede preguntarse hasta qué punto constituye un problema de salud.
Opiniones argumentadas
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