La crisis económica que azota Europa está sacudiendo también la solidez de la unión. Hay cada vez más ciudadanos euroescépticos, y desde algunos sectores se plantea la posiblilidad de una ruptura de la Eurozona. Esto implicaría volver a los Estados Nación desvinculados unos de otros, afrontando los cambios geopolíticos y económicos.
Si bien este escepticismo no está aún generalizado, y países como Turquía siguen tocando a la puerta para ser Europa, conviene tal vez empezar a plantearse las implicaciones, positivas y negativas, de una hipotética disolución.
La Unión Europea, que nació con los auspicios de durar mucho tiempo, no está atravesando sus mejores momentos. No sólo incide la crisis económica, sino una cierta indefinición sobre las claves de su identidad, y sobre todo la lejanía de las instituciones europeas respecto a los ciudadanos. Aún así, convendría que los euroescépticos se planteen las consecuencias de una eventual ruptura, en un contexto mundial donde varios gigantes económicos como China, India y Brasil, están despertando.
3 opiniones argumentadas
- Nouriel Roubini
- Catedrático de la NYU’s Stern School of Business