La Meritocracia, tanto en el sector privado como, y sobre todo, en el público, debería constituir un aval ético que garantice imparcialidad y es una útil herramienta contra la corrupción en la gestión de los recursos humanos. De hecho, existen ámbitos donde esta realidad está vigente.
En el caso del espacio público, por ejemplo, a través de las oposiciones o formas de elección según idoneidad al puesto de trabajo. Unas veces se filtra mejor y otra no tanto, como suele ocurrir con la designación de altos cargos politicos o de confianza.
3 opiniones argumentadas
- Jesús Banegas Nuñez
- Doctor en Ciencias Económicas
- José Iribas Sánchez de Boado
- Director de Expansión Académica de UNIR (Universidad Interna
- José Luis González Quirós
- Filósofo y analista político