En los últimos años la participación ciudadana ha encontrado nuevos bríos y las instituciones políticas están atentas a estas voces organizadas. Las manifestaciones callejeras de rechazo o apoyo a iniciativas gubernamentales son una opción que no todos aceptan.
Las incomodidades vividas y provocadas y la posible violencia, descorazonan a muchos para manifestarse. La decisión es si apoyar estas iniciativas saliendo a la calle o quedarse en casa.
Manifestarse en la vía pública es la manera más inmediata de mostrar descontento por iniciativas gubernamentales. Leyes que se consideran injustas, corrupciones, decisiones que afectan a todos y no han sido consultadas... son algunas de las causas que impulsan a la ciudadanía a reunirse en la vía pública y exigir cambios en las decisiones de los políticos en el poder.
Pero manifestarse supone ser vistos en compañía de gente con la que tal vez no se comparte la ideología; pasar frío o calor, estar horas de pie, gritar consignas, y a veces provocar grandes molestias en la vida ciudadana. A eso se añade la posibilidad de sufrir de cerca actos de violencia por parte de algunos exaltados o incluso de los cuerpos de seguridad si se encienden los ánimos.
6 opiniones argumentadas
- Luisa Calderón
- Psicoterapeuta
- Marta Tello
- Máster de comunicación en Instituciones Públicas y Políticas
- Jesús de la Fuente Santamarina
- Cada día creo menos en los políticos