Esta decisión se basaría en el principio de “a trabajo igual, salario igual”, que es independiente del sexo de la persona, así como de su color de piel o creencias. La decisión de pagar lo mismo a una trabajadora que a un trabajador iría en esta línea.
Una diferencia de salario, en principio, no debe estar motivada por el hecho de que el trabajador sea hombre o mujer, o por su etnia o su procedencia. Sin embargo, es muy habitual que el salario y oros derechos laborales no tengan la misma garantía ni efectividad entre unos y otros.
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