
Ante situaciones de crisis económica, muchos optan por emprender su propio negocio de forma autónoma. Para ello pueden requerirse socios y colaboraciones, y una de las posibilidades es recurrir a familiares. Pero esto requiere de una relación consistente.
Siempre y cuando exista confianza y espíritu de colaboración, la iniciativa puede ser exitosa, sin embargo, también tiene el peligro de que las relaciones afectivas se vean afectadas según vaya la empresa.