
Las personas sanas que practican ejercicio físico moderadamente y con regularidad obtienen múltiples beneficios. Por ello uno se pregunta si puede el ejercicio beneficiar a personas enfermas y si les mejorará la calidad de vida el pautar dosis de ejercicio adecuadas. Las personas con algún tipo de patología crónica, ya sea cardiovascular, cáncer, Alzheimer, miopatías, etc., tienen mermada su capacidad funcional. Esto les produce limitaciones a la hora de realizar actividades de la vida cotidiana y también para realizar ejercicio.
Esa inactividad física hace que adquieran hábitos sedentarios, produciéndose todavía más desacondicionamiento en sus sistemas orgánicos. Por tanto, estos expertos creen que el ejercicio puede evitar esa disminución de la capacidad funcional, mejorando su calidad de vida.
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Muchas personas con enfermedades crónicas tienen también mucha fatiga.
Eso es un limitante grande a la hora comenzar con un programa de ejercicio. Además, el ejercicio deberá ser individualizado y rigurosamente pautado, pues si no se hace así se corren muchos riesgos de dañar al enfermo. -
El ejercicio tendrá que individualizarse. Será muy importante, antes de iniciar el programa de ejercicio, conocer muy bien la patología del sujeto que se va a entrenar. En función de su enfermedad y el grado de ésta, se podrá programar frecuencias semanales, duración e intensidad del ejercicio.
7 opiniones argumentadas

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Alejandro Lucía
- Actividad física y ciencias del deporte

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Fernando Herrero
- Actividad física y ciencias del deporte