Hoy en día es habitual que las personas, al llegar a una cierta edad, ingresen en una residencia de ancianos. El concepto de familia tan típicamente latino, en el que la unidad familiar incluía el cuidado en casa de nuestros mayores, ha ido cambiando.
La plena incorporación de la mujer al trabajo y otros cambios socio-económicos han potenciado que muchos hijos, por falta de tiempo o, simplemente, por una cuestión práctica, decidan llevar a sus padres a una residencia para que no les falten las atenciones necesarias.
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