
Para ser puntual, es importante ser consciente de que hay que guardar unos tiempos de transición, es decir, de que hay que planificar y calcular en nuestra agenda hasta dónde se puede dar de sí, sin sobrecargarse de compromisos que luego no puedan cumplir.
Y es que la puntualidad dice mucho de nosostros mismos. Influye determinantemente, en muchas ocasiones, en la imagen que los demás se hacen o tienen de nosotros, llegando a incidir, por ejemplo, en nuestro trabajo y desempeño laboral.