Las relaciones sexuales pueden convertirse rápidamente en aburridas, si entre los interesados no hay libertad, creatividad y conocimiento mutuo. Algunas personas no asumen con apertura el contenido de sus propias fantasías sexuales, y prefieren dejarlas de lado para salvar su concepto de cómo debe ser una relación amorosa duradera. En otros casos, puede ser necesario reactivar una actividad sexual que languidece mediante la ayuda de un profesional.
Hay personas que simplemente repiten las mismas formas de hacer el amor sin introducir nunca alguna variación. Probablemente ni siquiera han intentado compartir sus fantasías sexuales con nadie, porque lo consideran un asunto vergonzoso. En casos menos extremos se acepta la falta de fantasía en la vida sexual como algo que va necesariamente unido a los aspectos rutinarios de toda relación. Esta consecuencia negativa de la falta de novedad se puede ver compensada o hasta aceptada a cambio de otros aspectos valiosos que se obtienen de la convivencia estrecha. Sin embargo, cuando este estancamiento está minando una relación, puede haber llegado el momento de consultar con un profesional.