
Los productos de primera necesidad deberían ser asequibles a todos los ciudadanos. Para procurarlo, es habitual que los Gobiernos tomen medidas como gravarlos con bajos impuestos o subvencionarlos.
En Cuba, una de las medidas tomadas por el régimen ha sido la de poner mercados con productos a precios topados. En ellos, las ventas no pueden estar por encima de un precio fijado como máximo.
Sin embargo, algunas personas sostienen esta medida repercute directamente sobre la calidad de los productos ofertados y desincentiva a los productores.