La mayoría de padres y madres, por un sentimiento de cariño, desean evitar el sufrimiento a sus hijos, y cumplir todos sus deseos y hasta caprichos.
Esto lleva a que les protejan en exceso, pensando que es una forma de quererles más. Pero hay que plantearse es si esa sobreprotección resultará beneficiosa o contraproducente para ellos en su adultez.
Nuestra cultura tiene una curiosa relación con la infancia. Se evita a los niños toda clase de molestias e incomodidades, esperando a la vez que sean responsables y maduros en su adolescencia y juventud. La cuestión es cómo ayudarles realmente a crecer, y si darles todo lo que quieren es una buena estrategia.
2 opiniones argumentadas
- Leticia Soberón
- Psicóloga
- Enrique Baca Baldomero
- Catedrático de Psiquiatría