
Al formar una familia, contratar a una persona u ofrecer nuestro apoyo en los problemas de un amigo o conocido, de algún modo aceptamos que una parte de la vida de los otros esté bajo nuestro cuidado.
Para algunas personas que dependan de nosotros es una una sensación muy gratificante que da mayor sentido a su vida, pero para otros puede significar una obligación mayor de la que están dispuestos a aceptar con alguien bajo unas determinadas circunstancias.
Nuestra ayuda en un momento puntual puede sacar a una persona de un serio aprieto y quedar en deuda con nosotros para siempre. Otras veces, al solucionar constantemente los problemas de los demás lo que estamos consiguiendo es que se hagan dependientes de nosotros y no desarrollen nunca una personalidad independiente y madura.
2 opiniones argumentadas

-
Leticia Soberón
- Doctora en comunicación social - redes

-
Enrique Baca Baldomero
- Catedrático de Psiquiatría