Desde las primeras grabaciones hasta que la llegada del CD revolucionó el mercado, el soporte de audio por antonomasia -para disfrutar de música de cualquier género- fueron los discos de vinilo. La aparición progresiva del CD (a partir de 1982) fue tomándole el relevo y redujo drásticamente su producción y venta. El siguiente giro se produjo cuando se empezó a descargar y luego escuchar música directamente desde Internet. Esto hizo innecesario, de la noche a la mañana, el uso de cualquier tipo de soporte de almacenaje. A pesar de todo esto, el mercado del vinilo sigue muy vivo y su popularidad al alza.
Aquellas carátulas enormes de las tiendas de discos han regresado a los grandes almacenes y las tiendas online más importantes. Durante un época parecía una lucha romántica de unos pocos sibaritas que se negaban a 'sacrificar' su viejo tocadiscos: el tiempo les ha dado la razón. La industria de los discos de vinilo goza de buena salud y el número de seguidores -nuevos o recuperados para la causa- sigue creciendo. A los amantes de este formato no parece importarles tener que pagar más por comprar la música en su formato predilecto.