La necesidad de ser educados y formados sexualmente es común a todos los niños y niñas, y en esto no son distintos los que tienen Síndrome de Down, aunque quizás deberán adaptarse las explicaciones a su capacidad de atención, comprensión y razonamiento.
Una vivencia sana de la afectividad y la sexualidad puede fundamentarse en el haber tenido un diálogo abierto y respetuoso con los adultos de referencia. En el caso de niños y niñas con Síndrome de Down quizá parecería menos importante, porque muchas personas suponen que nunca llegarán a desplegar este aspecto de manera plena, pero esta visión está cambiando rápidamente.
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