
La amistad y el amor están muy próximos. Compartir buenos y malos momentos con otra persona, en la que depositamos nuestra confianza, supone una intimidad que puede, fácilmente, desembocar en amor.
No es descabellado que una relación de amistad se transforme en una relación amorosa, sin embargo, hay que tener en cuenta que la amistad queda más expuesta. Si el amor acaba se pierde, casi siempre, la amistad que existía previamente.
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3 opiniones argumentadas

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Maite Nicuesa Guelbenzu
- Doctora en Filosofía