
Regalar los propios órganos después de la muerte es más frecuente por la eficacia de los trasplantes.
Ser donantes de órganos es una forma de solidaridad que supone haber expresado esta voluntad de manera clara, y en muchos casos llevar un carnet o documento que lo atestigüe. Cuando la persona fallece de improviso, tiene que ser trasladada a un centro hospitalario para que éste reaccione de inmediato.
En el siglo de los transplantes, donar órganos puede ser una forma extraordinaria de solidaridad. No existe en general, sin embargo, una información suficiente al respecto. Y en muchas personas existen algunas dudas sobre si, en caso de sufrir un accidente y pasar un tiempo en coma, por ejemplo, ser donante facilita que te desconecten antes de lo que lo harían si no eres donante. Quizá son rumores infundados que convienen aclarar.
2 opiniones argumentadas

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Jorge Ubeda
- Doctor en Filosofía

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Eulàlia Dalmau i Matarrodona
- Directiva en organizaciones sanitarias y de investigación