Hay momentos en que nuestros resultados en los estudios empiezan a bajar y no llegan a lo que nuestros padres esperan. La tentación de evitar contarlo en casa puede ser grande, para no inquietarles o no provocar discusiones en el seno de la familia.
Las relaciones con los padres y más generalmente, el ambiente familiar puede depender en muchos casos de la buena integración del adolescente en el colegio y de sus resultados. Un buen desempeño en los estudios aumenta su auto-estima, de la misma forma que las notas y los buenos resultados tranquilizan a los padres, que suelen estar más relajados ante los hijos que no tienen problemas escolares. En caso contrario, la vida del adolescente puede volverse mucho más difícil.
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El adolescente no dice nada a sus padres para evitar las consecuencias o castigos, que muchas veces consisten en ponerles límites a su libertad, tan vital para él o ella.
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Si no hablamos, nuestros padres no serán conscientes de que tenemos problemas y podemos perder una ayuda para salir de una situación difícil (apoyo moral, clases de apoyo, etc.)
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Además de hablar con los padres, el profesor o el director del colegio pueden ser interlocutores válidos para solucionar problemas en el colegio. Pocos son los alumnos que hablan de forma abierta con ellos pero por eso, esta actitud puede ayudar y dar resultados sin necesidad, por lo menos en un primer momento, de hablar con los padres.
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