
Es interesante analizar el comportamiento de los interlocutores que participan en una discusión. Es habitual que las dos partes crean siempre tener la razón. Plantearse las cosas desde el punto de vista del otro puede ser una puerta a la comprensión.
Mostrar empatía por los demás y ponerse en el lugar del contrario ayuda a tener una perspectiva amplia de los factores que intervienen en una discusión. Obcecarse en una posición determinada cierra la puerta a aprender y comprender cosas nuevas que pueden enriquecernos.
Sensatamente, reconoceremos que no siempre tenemos razón. Extrañamente, siempre que discutimos pensamos que tenemos razón. Esta decisión es sobre si creemos o no estar en la posesión de la verdad.
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Quienes son incapaces de dudar de si mismos, no lograrán reflexionar sobre esta decisión.
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La capacidad de convivir y trabajar con los demás puede ser fuertemente afectada por esta decisión.
2 opiniones argumentadas

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María Jesús Álava Reyes
- Psicóloga

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Jorge Ubeda
- Doctor en Filosofía