Casi nunca podemos elegir a nuestros vecinos; pero uno puede aceptar o no una situación que nos viene dada. Una de ellas es la convivencia con personas de religiones diferentes a la nuestra. Cuando nos encontramos con esa situación, es de cada uno la decisión de aceptar esa convivencia.
La convivencia es siempre mejor cuando hay una aceptación mutua entre los vecinos. Además, si hay grandes diferencias entre ellos, por ejemplo entre sus religiones, puede resultar muy enriquecedor para cada uno el conocer al otro y entenderlo.